El ingreso a esta experiencia pedagógica ha sido muy provechosa para mí. En realidad siempre me ha fascinado la filosofía y el estudio de las letras, pero ante todo, siempre me ha gustado chocar con el mundo como una manera de cambiar estructuras para el mejoramiento de mi vida profesional y personal.
Estar en este grupo de investigación me presenta una serie de retos, ante todo, romper estructuras pedagógicas cuando venimos de una educación eminentemente clásica, represiva y hasta dictatorial. Si bien no se me olvida, cuando estudié mi licenciatura en la universidad Santo Tomás de Bogotá, se expresaba mucho la defensa de los derechos humanos, de la necesidad de crear una pedagogía de la liberación y de cambios en los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero en realidad, lo más contradictorio del caso, es que nuestros propios docentes no salían de sus estructuras clásicas, de clases cátedra donde se anulaba la reflexión crítica y el deseo de innovación, eran ante todo intelectuales de la pedagogía antes que pedagogos.
Casi la mayoría de los docentes de mi generación, egresados del año 89-90 aproximadamente, fuimos moldeados con las estructuras clásicas, pero eso no significa que no podamos romper, cambiar e innovar. Nuestra tarea no es la de ser profesores de área, sino pedagogos y mas aún, ser dinamizadores y motivadores de los procesos de enseñanza-aprendizaje, llegar a la meta de crear en los estudiantes la necesidad de aprender, desde el aprender a aprender para el surgimiento de nuevos horizontes y la promoción de una verdadera pedagogía humanizante, que a la manera de Zuleta, se apasionen por el deseo de saber, para construir y emprender un nuevo mundo.
Por eso, estoy aquí en este grupo, para reestructurar mi vivencia pedagógica y aportar de manera más profunda y dinámica todas mis inquietudes respecto al área de ciencias sociales, filosofía, religión y ciencias políticas. Sobre todo, lograr que los jóvenes encuentren sentido al estudio de estas áreas y su aplicación en su vida cotidiana pasada, presente y futura.
Compañeros del Colegio Víctor Félix Gómez Nova, los grandes alcances culturales, científicos y sociológicos se han logrado a partir de los cambios de paradigmas, salir de la mismidad y del conformismo, no cometamos el error de seguir fomentando una educación para las masas, para el servilismo y continuar siendo tildados como "subdesarrollados", no cometamos el error de no apoyar los proyectos pedagógicos que se han querido trazar para este año con metas concretas para largo plazo. Todo cambio tiene tropiezos, tiene inconvenientes, pero éstos deben impulsar a mejorar y continuar la tarea.
Compañero Remolina y compañera Liliana, cuenten conmigo y ante todo, mi deseo es aprender de ustedes y que ustedes también descubran en mí muchos valores, que se retroalimente día a día estas experiencias. ALL RIGHT. (Luz Helena Soto Ardila)
1 comentario:
Existe en el planteamiento que ustedes hacen una ruptura frente a miradas convencionales del maestro. Eso es importante: son las rupturas las que hacen la historia de las ideas, en este caso de las ideas pedagógica.
También se advierte que superan la mirada de la pedagogìa como metodologá del aprendizaje y van màs a plantearla como un ejercicio de reflexiòn del maestro para que, de hecho, no caiga en actitudes autoritarias.
Felicitaciones por estos planteamientos, pues necesitamos maestros que dejen de ser " policias de la cultura" (Zuleta) y se hagan màs críticos, màs cuestionadores de sus propios presupuestos.
Recomiendo el libro El Oficio del MAestro de Oscar Saldarriaga (ED. Magisterio) , el cual plantea análisis rigurosos sobre la lucha historica de maestro colombiano por no dejarse quitar aquello lo constituye como profesional de la educaciòn, es decir, el saber pedagógico.
Su pàgina es una lucha por crear saber pedagógico desde las realidades de la escuela colombiana.
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