El totalitarismo se observa como un régimen, y los regímenes no funcionan en el espíritu democrático. De ahí la importancia de establecer las diferencias de un sistema totalitario y uno que se afine al interés democrático de la comunidad. Indudablemente los ejemplos abundas en la historia sobre la implementación de totalitarismos, y las repercusiones graves para las libertades políticas y el desarrollo de las naciones, que han sido víctimas de esta ideología autoritaria.
En el caso hipotético de que Colombia cayera en manos de un político con apetencias totalitarias, se acabarían las libertades políticas, y la diversidad de ideologías, en el fondo: la democracia. Con la imposición del totalitarismo, pensar distinto al régimen totalitario sería una especie de herejía, porque en el totalitarismo las únicas ideas que pueden tener cabida, son las del régimen. Fuera de ellas, no hay nada mejor para manejar el Estado.
Luego, si el autoritarismo o totalitarismo se impone, habrá una dictadura. Un gobierno, que busca perpetuarse por siempre, porque según sus propulsores, la única manera de administrar un país, es la que deriva de los principios totalitarios.
Es así, que si el totalitarismo niega otros pensamientos políticos, establece la censura. Y la censura no sólo vendrá para las ideas contrarias al pensamiento totalitario, sino también para la cultura y las artes mismas, pues la que busca implementarse es una cultura despótica y un arte que aplauda lo que hace el régimen. No habrá, por otro lado libertad de prensa. La música, será la que defina el régimen. En fin se castrará el imaginario creativo.
El impacto del régimen autoritotalitario, de llegar a implementarse en Colombia, será su ruina moral, económica y política. Está probado, en la misma teoría evolucionista de Darwin, que es la diversidad de especies, la que le da sostenibilidad a la vida. El mundo progresa por la diversidad de pensamiento. El pensamiento unilateral detiene el desarrollo de los pueblos. España, con la dictadura de Franco, estuvo a la zaga del desarrollo en el viejo continente. Sólo la instauración de la democracia, con la proliferación de partidos, la puso en la ola del desarrollo.
Triste sería para Colombia, la instalación de un gobierno despótico y autoritarios. La educación sería para aprender sólo aquello que le convenga al régimen. Una educación confesional, sin libertad de cátedra.
UN país lóbrego y triste, porque con el Totalitarismo, sólo saldrían gananciosos los conductores del régimen despótico, ya que lo que busca el totalitarismo es el poder, para enriquecer a los caudillos del régimen. Sólo importa la satisfacción de su ego. Ya se vio con Mussolini en Italia, Franco en España y Hitler, que con el Nazismo, el Fascismo, y el Falangismo, llevaron al mundo a la debacle, en la segunda Guerra Mundial. En Argentina, la dictadura militar, y Pinochet en Chile, sólo trajeron muerte y genocidios. Aún las madres reclaman a los hijos desaparecidos por el régimen, en estos países australes. El totalitarismo niega los derechos humanos, que son esenciales para que el hombre se haga proyecto ético y de vida.